Usted pasea alegremente a su perro por el parque en una tarde soleada. El tiempo es óptimo y todo el mundo sale a pasear con su peludo mejor amigo. Los perros están encantados de verse mientras bailan en círculo y se olisquean las nalgas.
Hocico a hocico por aquí, hocico a hocico por allá. Mueve la cola, "guau-guau", y te vas.
Esta curiosa tradición a la que nos hemos acostumbrado se repite cada vez que nuestro perro se cruza con otro. Entendemos que están saludando y realizando su ritual de saludo canino. Pero, ¿alguna vez te has parado a preguntarte "por qué el trasero"?
Olfatearse los unos a los otros
En el hocico de los perros se esconde una tecnología biológica muy desarrollada: su asombroso sentido del olfato. Los perros tienen 150 millones de receptores olfativos, lo que equivale al 30% de su masa cerebral dedicada al reconocimiento de olores.
Un perro depende en gran medida de su sentido del olfato para percibir y reconocer su entorno. Así, recogen una cantidad impresionante de información de sus receptores olfativos. Almacenan esta información en su cerebro y recuerdan cada olor con un nivel de detalle asombroso.
"¡Hola! ¡Me alegro de olerte!"
Cada perro tiene un aroma que le es propio (igual que nuestras voces nos son propias). Así que, al olerse, están procesando información.
Todo lo que un perro necesita saber sobre otro se concentra en el olor que sale de su zona posterior. Esta información incluye la compatibilidad de amistad, si se han conocido antes o no, y también si está enfermo o no se le debe molestar.
Pero, ¿por qué el culo?
Una pregunta que mucha gente se hace pero que pocos se atreven a plantear es: ¿Por qué el culo? ¿No podían olerse mutuamente las orejas, las patas, el vientre o la boca?
Hay una buena razón por la que los perros se huelen el trasero. En el interior del recto de los perros hay una glándula anal que libera una sustancia química que contiene información detallada sobre ellos.
Este olor se libera a través del ano cuando el perro hace caca, y sólo los perros pueden percibirlo. Nosotros no podemos olerlo porque queda rezagado por el olor de las heces del perro.(A menos que su perro tenga problemas en esta glándula analen cuyo caso usted lo olerá). Este rastro invisible proporciona a los perros todo lo que necesitan saber sobre sus congéneres caninos.
Por qué los perros procesan tan intensamente los olores
Si profundizamos en cómo huele un perro, nos toparemos rápidamente con un órgano fascinante llamado órgano de Jacobson (u órgano vomeronasal). Este órgano está presente en muchas especies de mamíferos y funciona como un órgano olfativo secundario que procesa la comunicación química.
El órgano de Jacobson se encuentra en el interior de la cavidad nasal y se extiende hacia el paladar. Sus células nerviosas se conectan al cerebro como las del tejido olfativo de la nariz. Pero, estas células nerviosas tienen receptores que responden a diferentes tipos de sustancias químicas: Están conectadas al área del cerebro encargada del apareamiento. Incluso responde a olores indetectables.
Un perro podrá saber si otro del sexo opuesto está disponible para la reproducción gracias al órgano de Jacobson. Identifica las feromonas, unas fascinantes señales químicas que solo captan los perros.
Feromonas: Señales químicas invisibles
Cada feromona es diferente según las circunstancias. Por ejemplo, una perra lactante liberará una feromona que indica a sus cachorros que está cerca y que todo es seguro.
Si dos perros llevan años sin verse, se reconocerán por las feromonas que desprenden. Incluso si su olor ha cambiado a lo largo de los años, los perros también lo notarán, por lo que el olfato es una forma práctica de ponerse al día.
Quién huele primero: Una forma de mostrar dominio
Ya hemos hablado de lo que ocurre biológicamente cuando un perro olisquea una colilla (está recogiendo información). Pero, ¿hay algo más? ¿Qué dice esta acción sobre su comportamiento?
Los perros pueden olerse mutuamente las partes traseras como muestra de dominancia. El perro que hace el primer movimiento para oler la zona trasera de otro perro está demostrando que es el perro dominante, mientras que el perro cuya parte trasera está siendo olida es el perro sumiso.
¿Será por eso que a veces caminan en círculos para ver quién olfatea primero? ¿Es una carrera de dominación?
No lo sabemos con certeza. Sin embargo, es una acción que establece la configuración de la relación, asignando roles que permiten a cada perro saber exactamente cómo comportarse con el otro.
Palabras de perro, simple y llanamente. Un perro que muestra dominancia olerá primero, se detendrá y retrocederá. En ese momento también puede gruñir, y eso es una buena señal para que apartes a tu perro y camines en otra dirección.
A algunos perros les da un poco de miedo compartir su información, así que se sientan y se cubren el trasero con la cola. Piensa en ello como una forma canina de activar una VPN.
Mecanismo tranquilizador
Pero hay otra razón por la que los perros se huelen las nalgas: Como mecanismo tranquilizador. Este ritual es tan innato a su tradición canina que sirve como mecanismo tranquilizador y para aliviar el estrés. Es su forma de socializar y salir de su caparazón.
Conclusión
Los perros son animales muy sociables a los que, en general, les encanta cruzarse con otros perros. Oler colillas es su forma de comunicarse: cómo aprenden unos de otros, su forma de contarse historias y lo que han estado haciendo. Es la marca indiscutible de los perros y debemos dejarles que lo hagan con libertad.