Mientras su perro duerme plácidamente en el sofá con la cabeza apoyada en el reposabrazos, su pata empieza a temblar y a crisparse como si estuviera corriendo. Y entonces empieza a ladrar suavemente. Te preguntas si está persiguiendo a una ardilla por el jardín o huyendo de algo que le asusta en sueños. Y si es esto último, ¿debería despertarla de su pesadilla?
¿Debe despertar a su perro cuando está soñando? La respuesta es corta: No. Los perros duermen mucho (entre 14 y 16 horas al día de media), pero sus patrones de sueño son similares a los nuestros, lo que significa que necesitan esos ciclos REM profundos igual que nosotros. Así que, aunque no te aconsejamos que despiertes a tu perro de una pesadilla, también entendemos que a veces sientas que no puedes evitarlo. Por lo tanto, si DEBE despertar a su perro (por ejemplo, si se va a trabajar y tiene que dejarlo en la guardería), siga estos tres consejos para despertar a su cachorro de la forma más segura posible.
1. No tocar. Es casi imposible resistirse a tocar y abrazar a tu amigo peludo cuando está lloriqueando por (presumiblemente) un mal sueño. Sinceramente, lo único que quieres es consolar a tu bebé. Pero por muy dulce, amable o leal que sea tu perro, debes tener cuidado cuando lo despiertes de un sueño. Los sueños son la realidad para su perro cuando está en ellos, por lo que los cachorros pueden confundirse fácilmente al despertarse. Si se despierta por contacto físico, existe la posibilidad de que gruña o incluso muerda.
2. Use una voz suave. ¿Le gusta que le despierten los gritos de su madre, su hijo o su marido? En absoluto. Es la forma más rápida de arruinarle el día. Entonces, ¿por qué iba a gustarle a su cachorro que usted le despertara bruscamente? Use una voz suave y amable para despertar a su perro, llamándole suavemente por su nombre para que vuelva a la realidad.
3. L-O-V-E. Una vez que tu perrito se haya despertado del país de los sueños, ¡aplícale cariño! No tengas miedo de tocarlo, abrazarlo, acariciarlo o acurrucarlo para hacerle saber que todo va bien y que está en un lugar seguro. (Además, ¿a quién no le gusta repartir mimos?).